El árbol y el colibrí
Había una vez un viejo árbol en medio del bosque. Sus ramas eran fuertes y sus raíces profundas, pero ya no florecía como antes. Sentía que su tiempo de dar sombra y frutos estaba terminando.
Un día, un pequeño colibrí comenzó a visitarlo todas las mañanas. Se posaba en sus ramas y le contaba historias de lo que veía volando: el río que brillaba como un espejo, las flores que abrían al sol, los niños que reían en el prado.
El árbol, que siempre había permanecido en el mismo lugar, empezó a sentirse parte de todo eso gracias al colibrí. Descubrió que aún podía ofrecer algo: un refugio donde el ave descansaba y se sentía segura.
Pasaron las estaciones, y aunque el árbol nunca volvió a dar frutos, se dio cuenta de algo importante: la verdadera amistad no se mide por lo que uno tiene o puede dar en abundancia, sino por el simple hecho de estar, escuchar y acompañar.
El colibrí no necesitaba un árbol joven y lleno de flores, solo necesitaba un amigo. Y el árbol, aunque viejo, encontró en esa amistad nueva vida en su corazón.
🌿 Actividad de reflexión
Después de leer el cuento, piensa y responde:
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¿Quién ha sido “mi colibrí” (esa persona que me trae alegría con su compañía)?
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¿A quién he sido yo “árbol”, dando apoyo o un lugar seguro?
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¿Qué aprendí hoy sobre lo que realmente significa tener un amigo?
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