lunes, 28 de junio de 2021

Escribe la historia-Bachillerato

 


Lee el siguiente final de una historia, imagina, escribe un inicio y desarrollo:

ELLA

No podía dejar de llorar. A los pocos días cambió los pañuelos por trapos de cocina. Al cabo de una semana fue necesario colocar toallas bajo las puertas. Un mes más tarde el llanto empezó a filtrarse por los tabiques y cuando la humedad inundó las paredes ya era demasiado tarde.
Tras el siniestro, la compañía informó que el seguro no cubría los daños causados ​​por la pena.

Escribe la historia



Dibuja El Final- Preescolar y Primaria

 


Lee junto a tu familia el siguiente cuento y dibuja el final:


                              “EL CUENTO SIN FINAL”

¡Tin, tin, tin!… tres sonidos cortos de campana era la señal de que todo estaba despejado en la biblioteca del colegio. Ya habían pasado varias horas desde que todos se marcharon y hasta el próximo día ningún ser vivo, salvo el pequeño ratón de biblioteca que aporreaba tres veces seguidas la campanilla en la sala de lectura del colegio, les molestaría.

 Con el último “¡Tin!” empezaron a salir de los libros, personajes de figuras planas, que estiraban sus extremidades para despertarlas de la inmovilidad que les obligaba el estar dentro de los libros. – “¿Qué hay para hoy?”. Preguntó el Lobo Feroz, mientras se cepillaba los dientes para dejarlos brillantes como perlas. – Tenemos una asamblea frente a la estantería de cuentos infantiles- le contestó la gallina de los huevos de oro y continuó diciendo – parece ser que el “Príncipe Ratón” tiene un problema y vamos a ver si le podemos ayudar.

 – ¡Qué mes más ajetreado llevo!, – dijo Gerónimo Stilton -, me han cogido de la estantería una y otra vez, sin dejarme descansar ni un minuto. Estos críos no se dan cuenta de que cada uno de ellos me lee una sola vez, pero que yo tengo que realizar una y otra vez las aventuras del cuento cada vez que me leen. ¡Tengo unas ganas tremendas de que les den las vacaciones para poder descansar!

– Sí, sí, – dijo Blancanieves -, eso lo dices ahora que eres un personaje muy moderno que molas mucho, pero si llevaras los años que yo llevo, ya estarías acostumbrado y no te quejarías tanto. Por mi cuento han pasado estos niños, los padres de estos niños y hasta sus abuelos, así que no te quejes tanto, ratoncito presumido.

 – ¡Por favor, un momento de silencio!-, dijo, alzando la voz, el ratoncito de biblioteca. – Nos hemos reunido para escuchar al “Príncipe Ratón”. A ver, ¿qué tienes que contarnos con tanta urgencia? – Veréis, – empezó a hablar el “Príncipe Ratón”-, mi problema es que no sé como acaba mi cuento, porque nadie que me coge, acaba el primer capítulo, y por más empeño que pongo en hacerlo bien, de ahí no pasan. Estoy muy angustiado, no sé si mi autora la señora Abu Rida pensó para mí un final como un bello príncipe o una rata de alcantarilla, y eso me angustia mucho, hasta he pensado ir a la estantería de las enciclopedias a ver si encuentro algún tipo de ayuda, porque esto es un sinvivir. ¿Qué consejo me podéis dar vosotros que sois tan envidiosamente leídos?

 En aquel instante en la biblioteca se hizo un gran silencio, porque nadie sabía darle una solución. Hasta que se oyó un sonido seco al caer, desde lo más alto de una estantería, un libro lleno de polvo, del cual salió Merlín, que acercándose al Príncipe Ratón, le puso su mano en el hombro y dijo estas sabias palabras:

Imagina y dibuja el final



lunes, 21 de junio de 2021

El ladrón de gallinas

 


Observa el siguiente cuento y relata la historia:

Un papá a la medida

 


Lee el siguiente libro y realiza la sopa de letras:

SOPA DE LETRAS:




El Perfume-Bachillerato

 


Lee el siguiente texto y responde las preguntas:

En el siglo XVIII vivió en Francia uno de los hombres más geniales y abominables de una época en que no escasearon los hombres abominables y geniales. Aquí relataremos su historia. Se llamaba Jean-Baptiste Grenouille y si su nombre, a diferencia del de otros monstruos geniales como De Sade, Saint-Just, Fouchè Napoleón, etcétera, ha caído en el olvido, no se debe en modo alguno a que Grenouille fuera a la zaga de estos hombres célebres y tenebrosos en altanería, desprecio por sus semejantes, inmoralidad, en una palabra, impiedad, sino a que su genio y su única ambición se limitaban a un terreno que no deja huellas en la historia: al efímero mundo de los olores. En la época que nos ocupa reinaba en las ciudades un hedor apenas concebible para el hombre moderno. Las calles apestaban a estiércol, los patios interiores apestaban a orina, los huecos de las escaleras apestaban a madera podrida y excrementos de rata, las cocinas, a col podrida y grasa de carnero; los aposentos sin ventilación apestaban a polvo enmohecido; los dormitorios, a sábanas grasientas, a edredones húmedos y al penetrante olor dulzón de los orinales. Las chimeneas apestaban a azufre, las curtidurías, a lejías cáusticas, los mataderos, a sangre coagulada. Hombres y mujeres apestaban a sudor y a ropa sucia; en sus bocas apestaban los dientes infectados, los alientos olían a cebolla y los cuerpos, cuando ya no eran jóvenes, a queso rancio, a leche agria y a tumores malignos. Apestaban los ríos, apestaban las plazas, apestaban las iglesias y el hedor se respiraba por igual bajo los puentes y en los palacios. El campesino apestaba como el clérigo, el oficial de artesano, como la esposa del maestro; apestaba la nobleza entera y, si, incluso el rey apestaba como un animal carnicero y la reina como una cabra vieja, tanto en verano como en invierno, porque en el siglo XVIII aún no se había atajado la actividad corrosiva de las bacterias y por consiguiente no había ninguna acción humana, ni creadora ni destructora, ninguna manifestación de vida incipiente o en decadencia que no fuera acompañada de algún hedor. Y, como es natural, el hedor alcanzaba sus máximas proporciones en París, porque París era la mayor ciudad de Francia. Y dentro de París había un lugar donde el hedor se convertía en infernal, entre la Rue aux Fers y la Rue de la Ferronnerie, o sea, el Cimetiére des Innocents. Durante ochocientos años se había llevado allí a los muertos del hospital Hôtel-Dieu y de las parroquias vecinas, durante ochocientos años, carretas con docenas de cadáveres habían vaciado su carga día tras día en largas fosas y durante ochocientos años se habían ido acumulando los huesos en osarios y sepulturas. Hasta que llegó un día, en vísperas de la Revolución Francesa, cuando algunas fosas rebosantes de cadáveres se hundieron y el olor pútrido del atestado cementerio incitó a los habitantes no sólo a protestar, sino a organizar verdaderos tumultos, en que fue por fin cerrado y abandonado después de amontonar los millones de esqueletos y calaveras en las catacumbas de Montmartre. Una vez hecho esto, en el lugar del antiguo cementerio se erigió un mercado de víveres. Fue aquí, en el lugar más maloliente de todo el reino, donde nació el 17 de julio de 1738 Jean-Baptiste Grenouille. Era uno de los días más calurosos del año. El calor se abatía como plomo derretido sobre el cementerio y se extendía hacia las calles adyacentes como un vaho putrefacto que olía a una mezcla de melones podridos y cuerno quemado. Cuando se iniciaron los dolores del parto, la madre de Grenouille se encontraba en un puesto de pescado de la Rue aux Fers escamando albures que había destripado previamente. Los pescados, seguramente sacados del Sena aquella misma mañana, apestaban ya hasta el punto de superar el hedor de los cadáveres. Sin embargo, la madre de Grenouille no percibía el olor a pescado podrido o a cadáver porque su sentido del olfato estaba totalmente embotado y además le dolía todo el cuerpo y el dolor disminuía su sensibilidad a cualquier percepción sensorial externa. Sólo quería que los dolores cesaran, acabar lo más rápidamente posible con el repugnante parto. Era el quinto. Todos los había tenido en el puesto de pescado y las cinco criaturas habían nacido muertas o medio muertas, porque su carne sanguinolenta se distinguía apenas de las tripas de pescado que cubrían el suelo y no sobrevivían mucho rato entre ellas y por la noche todo era recogido con una pala y llevado en carreta al cementerio o al río. Lo mismo ocurriría hoy y la madre de Grenouille, que aún era una mujer joven, de unos veinticinco años, muy bonita y que todavía conservaba casi todos los dientes y algo de cabello en la cabeza y, aparte de la gota y la sífilis y una tisis incipiente, no padecía ninguna enfermedad grave, que aún esperaba vivir mucho tiempo, quizá cinco o diez años más y tal vez incluso casarse y tener hijos de verdad como la esposa respetable de un artesano viudo, por ejemplo... la madre de Grenouille deseaba que todo pasara cuanto antes. Y cuando empezaron los dolores de parto, se acurrucó bajo el mostrador y parió allí, como hiciera ya cinco veces, y cortó con el cuchillo el cordón umbilical del recién nacido. En aquel momento, sin embargo, a causa del calor y el hedor, que ella no percibía como tales, sino como algo insoportable y enervante — como un campo de lirios o un reducido aposento demasiado lleno de narcisos —, cayó desvanecida debajo de la mesa y fue rodando hasta el centro del arroyo, donde quedó inmóvil, con el cuchillo en la mano. Gritos, corridas, la multitud se agolpa a su alrededor, avisan a la policía. La mujer sigue en el suelo con el cuchillo en la mano; poco a poco, recobra el conocimiento. ¿Qué le ha sucedido? —Nada. ¿Qué hace con el cuchillo? —Nada. ¿De dónde procede la sangre de sus refajos? —De los pescados. Se levanta, tira el cuchillo y se aleja para lavarse. Entonces, de modo inesperado, la criatura que yace bajo la mesa empieza a gritar. Todos se vuelven, descubren al recién nacido entre un enjambre de moscas, tripas y cabezas de pescado y lo levantan. Las autoridades lo entregan a una nodriza de oficio y apresan a la madre. Y como ésta confiesa sin ambages que lo habría dejado morir, como por otra parte ya hiciera con otros cuatro, la procesan, la condenan por infanticidio múltiple y dos semanas más tarde la decapitan en la Place de Gréve. En aquellos momentos el niño ya había cambiado tres veces de nodriza. Ninguna quería conservarlo más de dos días. Según decían, era demasiado voraz, mamaba por dos, robando así la leche a otros lactantes y el sustento a las nodrizas, ya que alimentar a un lactante único no era rentable. El oficial de policía competente, un tal La Fosse, se cansó pronto del asunto y decidió enviar al niño a la central de expósitos y huérfanos de la lejana Rue SaintAntoine, desde donde el transporte era efectuado por mozos mediante canastas de rafia en las que por motivos racionales hacinaban hasta cuatro lactantes, y como la tasa de mortalidad en el camino era extraordinariamente elevada, por lo que se ordenó a los mozos que sólo se llevaran a los lactantes bautizados y entre éstos, únicamente a aquéllos provistos del correspondiente permiso de transporte, que debía estampillarse en Ruán, y como el niño Grenouille no estaba bautizado ni poseía tampoco un nombre que pudiera escribirse en la autorización, y como, por añadidura, no era competencia de la policía poner en las puertas de la inclusa a una criatura anónima sin el cumplimiento de las debidas formalidades... por una serie de dificultades de índole burocrático y administrativo que parecían concurrir en el caso de aquel niño determinado y porque, por otra parte, el tiempo apremiaba, el oficial de policía La Fosse se retractó de su decisión inicial y ordenó entregar al niño a una institución religiosa, previa exigencia de un recibo, para que allí lo bautizaran y decidieran sobre su destino ulterior. Se deshicieron de él en el convento de Saint-Merri de la Rue Saint-Martin, donde recibió en el bautismo el nombre de Jean-Baptiste. Y como el prior estaba aquellos días de muy buen humor y sus fondos para beneficencia aún no se habían agotado, en vez de enviar al niño a Ruán, decidió criarlo a expensas del convento y con este fin lo hizo entregar a una nodriza llamada Jeanne Bussie, que vivía en la Rue Saint-Denis y a la cual se acordó pagar tres francos semanales por sus cuidados.

PREGUNTAS:

1.¿ Qué edad tenía la madre del protagonista?

2.  Escriba el nombre del protagonista
3. ¿ En que año nació?
4. ¿Cuál fue la razón por la que las nodrizas rechazaban al protagonista?

Si quieres leer el libro completo descarga aquí

jueves, 17 de junio de 2021

Día del Padre

 


FELIZ DÍA PAPÁ

Si lo llamo a papá
Si voy a cruzar
la mano me da,
montando mi bici
me sujeta por detrás.
¡El es el más grande,
él es mi papá!


Si quieres regalarle una carta a papá, descarga aquí, colorea y decora.





lunes, 14 de junio de 2021

Observa e Imagina-Bachillerato

 


Observa la siguiente imagen y realiza un escrito de una página:



Te invitamos a compartir segmento de tu ensayo en los comentarios:

Observa a Imagina- Primaria

 


Observa la siguiente imagen y escribe en dos párrafos una historia que contenga inicio, desarrollo y final:



Te invitamos a compartir tu historia en los comentarios:

Observa e imagina-Preescolar

 


Junto a tu familia observa la siguiente imagen y luego relaten una historia:



Te invitamos a compartir en los comentarios tu historia: