Para ti, madre querida, este poema te entrego,
en cada verso mi amor por siempre te reflejo.
Eres luz en mis días, mi guía y mi calor,
en cada paso que doy, tu amor es mi mejor motor.
En tu abrazo encuentro paz, en tu risa mi alegría,
eres mi roca en la tormenta, mi calma en la agonía.
Tu sacrificio y entrega, tus besos y tus manos,
son tesoros que atesoro, son sagrados y humanos.
Madre, eres mi universo, mi estrella más brillante,
en tu mirada encuentro la fuerza de un amante.
Gracias por tu amor eterno, por tu cuidado sin final,
eres mi luz en la oscuridad, mi refugio celestial.
En este día especial, te dedico estas líneas,
un humilde homenaje a la reina de mis esquinas.
Porque madre solo hay una, y tú eres la elegida,
en mi corazón, por siempre, serás bienvenida.
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